miércoles, 26 de febrero de 2014

De Valencia a Londres. ¿Pésimo recorrido para un sueño? (III). La caridad.

La caridad.

Comenzaré el post hablando de la casa que lleva su nombre en Valencia, Casa Caridad, o como ellos mismos por su web quieren que se les conozca, "La ONG del Pueblo Valenciano". Yo anduve a su lado un par de veces, durante los días de la performance, sin darme cuenta de lo que era. Si que veía gente a la puerta, pero como no investigué más, no pude ver que realmente era una casa de acogida. Me pareció más uno de los lugares de recogida de comida, o asistencia de los que Cáritas u otros organismos disponen en casi cada pueblo. Fui dirigido por un indigente otro día, buscando un lugar donde conseguir una ducha y acabé conociendo a uno de los encargados del lugar. El nombre disculpadme que no lo diga, ya que aunque los recuerdos son frescos todavía, la nemotécnia que utilizé para recordar aquello que nos identifica, en primera instancia, no me ha funcionado. Estuve poco rato hablando, pero todo me hizo intuir la semiclausura o reglas y ataduras de las que los indigentes huyen, y que aceptan en caso de extrema necesidad, o cuando todavía tienen algo de dignidad que perder. Prefieren normas a peligro, suciedad y angustia. Con los que pude hablar, antes y después, que llevaban bastante tiempo en la calle, ninguno aceptaría las "comprensibles" directrices que para regentar un centro así se establecen. Dispone de 70 plazas mixtas, repartidas en diferentes tipos de habitaciones. Todo un lujo para esa gran cantidad de agraciados que pueden encontrar su aparente cobijo y ser "despedidos" a los dos meses.

Pero el post quiere hablar de la caridad, y de éso España sabe un montón. Cada vez que ví salir a un clérigo de la puerta de la iglesia, sin ni siquiera dirigirme el más mínimo intento de mirada, no digo ya saludo, algo de mi interior me decía que en otros lugares esa caridad si que la realizan. Al menos no intentando que retiren a los mendigos de la puerta, que ya és bastante. La policia, aunque no se mete, si que no deja que haya más de uno obstaculizándola. Razonable. Y bastante beneficioso para el que se queda o coge el espacio. Si hay dos, las limosnas se reducen mucho. Creo que a la gente no le gusta que le aborden tanto, y prefieren entonces ignorar que repartir. Sé que eran los días de navidad, y que la gente és más generosa. Por eso no le doy importancia a la cantidad de dinero que algunos pudieron llegar a recaudar. En otros momentos se irán a casa con las manos "menos llenas". Ya he comentado que todo lo que conseguí en la plaza fueron 2 euros durante los 11 días. Pero alguno de los presentes sólo en comida se "ganó"  el día de San Esteve 90 euros. Por supuesto, del supermercado donde dejó a su benefactora volvió a ocupar su puesto a la salida para ver si la virgen la seguía ayudando.

Preciosa maqueta en 3D que hay en la plaza de l'Almoina, en Valencia. Dispone de una descripción únicamente en braille. Para los que una vez allí no sepan leerlo "San Google" puede ayudarles.


De caridad, sabemos cuando dejamos a los pobres que duerman en un cajero. Los bancos podrían, como en Londres,  disponer los "dispensadores de papelitos" en la calle, y entonces el problema sería más evidente. O tal vez no. A lo mejor si lo hacemos como ellos, los pobres se esconden debajo del río, cosa que otros ya están haciendo, y no nos  apercibiremos de su problema. Perdonen los paseantes por indicar zonas donde la caridad puede descansar. También demos gracias a los pobres que utilizan los cajeros por ayudar a dar trabajo limpiándolos cada mañana. Dos minutos mas por cajero, haced números y os saldrán un par de personas al día que consuiguen una ocupación. Beneficio por todos lados.

Caridad hacemos poniendo fuentes. Si, como he dicho antes se van al río, en Valencia al menos, se pueden asear. También pueden lavar la comida que sacan de los contenedores. A Tomás  le conocí así. Desde lo alto del puente vi como limpiaba lo que me pareció una rata. ¿De verdad tan mal está España?. No, era un racimo de uvas. Pero me ayudó a despertar mi curiosidad, acercarme a él y conocerle. Cubano, 12 años de calle,  viviendo el áuge y la crisis. Pero casi siempre en el río. La caridad no soluciona los problemas, pero parece que la abundancia no puede acabar con ellos tampoco.


Dejando el modo irónico a un lado, he de decir que sí, que somos caritativos, compasivos, y solidarios. Si no fuese así ya hubiese estallado una marabunta hambrienta, creando aún más penurias. Que las familias se ayudan y ayudan. Que la iglesia no son los curas. Que la comida, aunque no lo parezca, es barata y abundante. Que la calle en un invierno templado no es tan desagradable. Y por último, y que nadie lo tome como una ofensa a las familias las tres personas que fallecieron estas fiestas por intoxicación, la gente hasta cuando muere ayuda. La cantidad de comida que estas navidades pudieron encontrar en los contenedores los indigentes gracias a el pánico que creó esa "falsedad pediodística", ayudó a que no hiciese falta tanta caridad. Con el miedo bastó para  poner mejores viandas en su mesa.

[continuará....]








 

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